16. Carmen Díaz

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CARMEN DÍAZ ENTREVISTA AUDIO

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Yo: Yo siempre hago una primera pregunta que es: ¿quién eres?

Carmen: Pues soy Carmen Díaz Bermejo, tengo 68 años y llevo mucho tiempo en la denuncia social, soy miembro de Madres Contra la Droga…

Yo: ¿Cómo empezaste a meterte en ese movimiento y a reivindicar?

Carmen: Pues tendría…30 años. Mi problema era, que era pobre. No tenía casa, vivíamos en una chabola y tenía ya dos niños. Entonces, empecé a luchar y empecé a aprender. Aprendí cuáles eran mis derechos, aprendí que yo tenía derecho a una vivienda, a un trabajo…todo eso. Y una vez que ya lo aprendí, entonces me dedicaba, allí en el barrio, a luchar por la vivienda, por un montón de cosas, para que fuera el metro a Vallecas…

Digamos que es cuando empecé la lucha social. Luego después, porque aquí en Vallecas azotó el tema de la heroína…

Yo: Mucho, ¿no?

Carmen: Mucho. Entonces, en aquel entonces, estaba en pleno apogeo e hicieron una convocatoria, para que los chicos que estaban en las cárceles porque les habían pillado con droga o tal, se les diera la libertad a prueba creando proyectos nosotros desde la calle y pidiendo, exigiéndole al gobierno de aquel entonces, que nos diese a los chavales para que estuviesen con nosotros. Esa fue la primera vez que yo entré en el mundo, digamos, de la droga. Bueno, entré…que tuve contacto. Porque yo tenía a mis hijos pequeños y oía mucho en mi barrio que decían: “pues han asaltado esta farmacia, pues tal, pues cual” y yo no sabía de qué iba el tema.

Cuando yo llego a Entrevías y veo a un grupo de mujeres llorando, porque a sus hijos, que era lo único que tenían, se los estaban arrebatando…Es cuando yo decidí quedarme en Entrevías y luchar por el tema de Madres Contra la Droga. Lo que pasa, es que descubres, una vez que te metes ahí, que no es la droga lo que les ha traído a los chavales a meterse en ella, sino quién puso la droga en sus manos para callas y tapar ideas. Yo tengo el primer contacto con Madres Contra la Droga de esa manea y luego después ha sido un rodaje, un aprendizaje…

Yo: Me llama la atención, que sea “Madres Contra la Droga”. ¿Cuál era el papel de la mujer en esa época en un barrio como Vallecas? Porque al final quienes sostienen o quienes cuidamos, somos nosotras de alguna manera.

Carmen: Pues mira, las madres, yo estoy criada en la represión del franquismo y en aquel entonces, se escondían en sus casas. Les daba vergüenza, porque la sociedad decía: si el niño sale bien, se parece al padre, pero si sale con problemas de droga o mal o tal, se parece a la madre. Entonces, la madre siempre estaba en el segundo plano y siempre escondida.

El desarrollar, salir a la calle, juntarnos, denunciar para presionar, exigir y denunciar sobre todo lo que estaba pasando con nuestros hijos, pues eso fue…un subidón para las mujeres. Porque eran mujeres que habían venido del pueblo, en su mayoría no teníamos cultura y el poder juntarnos, denunciar, coger un discurso, aprendérnoslo, aprender a leer el periódico, descubrir cómo y quién mentían, que mentían todos…Descubrimos cómo se traía, por dónde había entrado la droga en el País Vasco…fue un aprendizaje…además, “de calle”. Incluso, tuvimos que coger las pancartas de nuestros ajuares y pintarlas para salir a la calle a denunciar a las manifestaciones. Cogíamos las cacerolas, como las Madres de Mayo, nos poníamos un pañuelo y nos íbamos a denunciar y a señalar los puntos de venta de droga y la connivencia policial, la connivencia de los jueces y la connivencia política. Porque los políticos miraban para otro lado.

Yo: ¿Y no te daba miedo?

Carmen: Claro que nos daba miedo, pero el miedo ese, cuando tú luchas por algo que crees y que ves que es injusto, se te quita. Yo muchísimas veces he ido a las manifestaciones que me temblaban las piernas. Una vez, denunciando en Entrevías los “pies negros”, que era donde se vendía droga, nosotros fuimos a denunciar, a señalar el punto de venta de droga y entonces a la policía solo se le ocurrió liarse a tiros. Yo estaba con los de la cadena SER en una cabina, diciendo, contando lo que estaba pasando y los tiros pasaban.

Claro que pasas miedo, pero después, viendo esas actitudes de la policía y de todo, ya empezamos a creer a nuestros hijos, que los detenían y eran el último eslabón de la cadena. Porque también nos creíamos que la etnia gitana o los pobres o tal vendían la droga y no. Ese era el último eslabón que había. Y bueno, pues miedo…claro que teníamos miedo, pero ¿qué nos podía pasar?

Yo recuerdo a las mujeres, cuando llegué a Entrevías, que decían que era lo único que tenían, sus hijos. Mis niños eran pequeños, pero a mí me comprometió porque, sobre todo descubrí, que no era un problema solamente de droga. Era un problema de que en el barrio de Vallecas, como en el País Vasco, que fue el primer sitio por donde entró en España la droga, interesaba, porque eran hijos de obreros y no querían que hiciesen lo mismo. O sea, nuestros padres iban a la cárcel por obreros y luego ellos, iban a la cárcel por la toxicomanía. Y el tiempo, nos ha dado la razón. Porque es verdad que ha muerto una generación, va por la segunda, más todos los jóvenes que están tocados por el tema de las drogas de diseño, la droga en los menores…

Yo: Mientras tú lo cuentas, como que yo me lo voy imaginando. Entonces, ¿cómo era esa sensación de comunidad…de sororidad o de grupo?

Carmen: Lo primero que hicimos fue el abrazo. El abrazo, porque eso es balsámico. Y ya dices: “yo estoy contigo. Estamos juntas.” Entonces, ya ese miedo no lo sentíamos. Desde la primera vez que nos pegaron, eso fue…si tocan a una, nos tocan a todas. A mí se me quitó el miedo, todo el miedo que tenía a ponerme delante de los grises, que en aquel entonces era grises.

La necesidad que teníamos nosotras en aquel entonces era salir a la calle y denunciar lo que estaba pasando con nuestros hijos. Nos juntamos el último sábado del mes, después de la manifestación. Viendo que la gente lloraba mucho, porque eran mujeres que era lo único que tenían, decidimos irnos a cenar y a bailar por la noche. Cuando terminaba la manifestación, decíamos: “venga, a llorar media hora” ¿Qué quería decir? Que una y otra se contaban: “pues a mi hijo le han detenido pues tal y cual” Ya pasaba la media hora y ¡Hala!, venga, ahora nos vamos a cenar y a un karaoke.

La primera vez que yo fui a la cárcel, fui sola y era muy joven cuando fui a ver al primer preso. Lo pasé muy mal y desde ahí, decidimos que íbamos a ir siempre como la Guardia Civil.

Yo: En pareja

Carmen: En pareja. Entonces, eso te da una unión, que no importaba si sabías escribir o leer, si estabas gorda, si eras socialista, si eras del PP…daba igual. Ahí había un sentimiento de que teníamos que denunciar lo que estaba pasando y hubo una fraternid…es que la palabra fraternidad…

Yo: Sí, como sororidad, ¿no? Una unión entre todas.

Carmen: Sí, sí.

Yo: Y con toda esa trayectoria, alguien tan guerrillera, en un barrio como este que es Vallecas…¿Cómo ves tú ahora la situación, si tuvieras que resumir un poco cómo está el caldo de ahora ¿Cómo lo dirías?

Carmen: Es el mismo escenario, pero con distintos actores. Nosotros pedíamos, siempre hemos pedido, prevención. Que haya una educación en los colegios para el tema de la droga y la pobreza. Y a día de hoy, está igual el tema, lo que pasa que ahora no se ve tanto. No se ve tanto, porque la manera de drogarse es distinta.

Yo: ¿Y tú cómo ves a los movimientos sociales actuales? El feminismo actual. Porque vosotras fuisteis capaces, por ejemplo como has dicho, de decir: “vale, tú eres de aquí, yo soy de allá, tú eres tal, yo soy cuál, pero el objetivo cuál es: este. Pues a por él.”

Carmen: Yo lo que creo que les falta a los movimientos que están surgiendo, es pisar base, tocar la calle y ver cómo estamos, para poder hablar de feminismo. Sobre todo, del feminismo que vivimos, que se lo tenemos que transmitir a los hombres.

Yo: Sí, hombres yo creo y a muchas mujeres, que no saben que son feministas.

Carmen: Claro

Yo: Y que a lo mejor se utiliza un lenguaje o una esta muy tal y no se entiende.

Carmen: Muy técnica. Yo tengo mucha edad, pero las mujeres tenemos que hacer un análisis de por qué no admitimos la desigualdad o el analfabetismo en otras mujeres. Quiere decirse, que si yo vivo contigo y tú vives conmigo, a lo mejor me vas a entender y me vas a enseñar y voy a desaprender todo lo malo y voy a aprender lo que tenga que aprender, para poder estar al mismo nivel.

Desde más abajo, desde más abajo e ir subiendo, ir creciendo, ir empoderándonos…porque yo ya te digo, que a mí que mi nieta me diga “abuela, yo quiero ser feminista” me llena y digo: “¡Hostia! ¡Pero si ya lo eres, hija! Es que tú vas a luchar, porque te voy a transmitir yo, que tienes que luchar por una igualdad.” Creo que nos falta humanizarnos y tenemos que aprender. Porque las mujeres de aquí, de mi barrio, tienen soledad, sufren maltrato por sus hijos, por sus parejas y tenemos que apoyarnos. Entonces, esa mujeres ¿dónde entramos? No llegamos al 8M, estamos aquí, en el barrio.

Yo: Pues como a raíz de esto, te iba a preguntar sobre La Casa de las Mujeres, que es un proyecto que hay en Vallecas y yo creo que viene un poco al hilo. Para decir: vamos a los barrios, a los sitios. Vamos a acercar el movimiento y a decirle a la gente: “oye, que este es tu movimiento, que esta es tu casa.”

Carmen: Claro

Yo: ¿Cómo es La Casa de las Mujeres? Para que la gente que lo vea, sepa qué proyecto es.

Carmen: La Casa de las Mujeres es que la hemos empezado unas mujeres tan potentes y además, con una humanidad…

Cuando hablábamos, al principio, de hacer La Casa de las Mujeres en Vallecas, todas decíamos, que sobre todo había que acercar el feminismo aquí al barrio y apoyar a las mujeres de aquí, del barrio. Porque está muy bien que vengas tú, que sabes y que me des una charla, pero luego te vas y el día a día de las mujeres de aquí, sigue siendo igual. Mi obligación como persona, es hacer que esa mujer vaya subiendo, vaya aprendiendo, vaya sabiendo cuáles son sus derechos. El objetivo de La Casa de las Mujeres fue por ahí. Tenemos el local, estamos desarrollando la actividad, hay un club de lectura, hay unas mujeres que son las acogedoras…El proyecto se va haciendo, hay que ir haciéndolo entre todas. Esto no ha sido que la más lista llega y dice “no, yo quiero esto” sino desde aquí, desde sentarnos en el bar, en las cocinas y hablar.

Yo: Claro, es que al final, nace del barrio. Lo que pasa muchas veces, es que la gente va pensando lo que hace falta, dejas la semilla y te piras. Pero no, cuando algo se gesta en el sitio, al final bebe de la esencia de la gente y tiene la necesidad intrínseca. Eso es muy guay.

Carmen: Claro, sobre todo la gente que hemos venido, que ya somos mayores y hemos cogido roles o tal, pues la gente joven tiene que tener paciencia con nosotros. Yo no puedo largarte lo que sé y luego irme. Porque al final, te dejo sola. Tendremos que estar juntas. Cuando tú tienes un problema, como yo me entere, te tiro la puerta, te abrazo y desde ahí, digo: “venga, vamos. Y vamos. Y vamos ¿A qué nos tenemos que enfrentar? ¿Al patriarcado? Pues vamos.”  Es contagiar…

Yo: La lucha.  Jo, me parece un mensaje súper bonito, así como para cerrar. No sé, yo siempre digo al final del todo si hay algo que quieras como añadir.

Carmen: Lo que sí yo creo, y estoy contenta ahora, es porque sois gente joven que estáis en la lucha y que tenéis las ideas muy claras. Y como las tenéis muy claras, tenemos que juntarnos, los viejos con los jóvenes y aparte, que los proyectos grandes son muy bonitos, pero lo que mola es en el barrio, hacer tú. Porque nadie va a pasar con un helicóptero y va a decir: “¡Qué mal viven! ¡Pobrecitos!” No, no, no. Tenemos que ser nosotros y además, yo reivindico cómo se vivía aquí en el barrio antes, que si la señora María un día no salía a la calle, al día siguiente o el mismo día, no nos acostábamos sin saber qué pasaba. Entonces, yo reivindico eso y puedes llegar a más y trasladar la denuncia política a la sociedad.

Yo: Sí. Jo. Es que no puedo estar más de acuerdo contigo en eso. Tal cual.

Carmen: Mira, aquí hay en mi barrio yo conozco mujeres que están ya en La Casa de las Mujeres, con un analfabetismo total, pero cómo se van creciendo, para arriba, para arriba y cómo se pueden buscar la vida. Porque si no, no conseguimos nada.

Yo: Sí, esto es una cosa que yo creo que tiene que afectar a todo. A toda persona. El feminismo es para toda persona, todo el mundo.

Carmen: Claro y a lo mejor en palabras técnicas yo no te sé explicar el feminismo, pero a los hechos me remito.

Yo: Es como el poema de: “¿Tú me lo preguntas? Feminismo eres tú” Pues yo creo que tú eres feminismo. Si hubiese que coger el feminismo y ponerlo en alguien, yo te cogería a ti y diría: “esto es feminismo, aquí está”

Carmen: Pero hay muchas mujeres así.

Yo: Sí, es verdad.

Carmen: Y yo la suerte que tengo, es que las conozco. Egoístamente, yo he tenido mucha suerte, porque he aprendido mucho y he llevado a la práctica todo lo que he aprendido. Y puedes salir de la miseria, de la necesidad. No solamente necesidad de comer, sino cultural. Yo me saqué el Graduado Escolar con 48 años y porque me daban 1.000 pesetas.

Yo: ¡Qué gusto, de verdad! ¡Qué bien!

Carmen: ¿Ya hemos terminado?

Yo: Sí, por mi parte solo te puedo dar las gracias y nada, que estaremos en la casa de las mujeres ahí a tope, a tope.

Carmen: Me encanta. Es que además…y nos veremos en la lucha

Yo: Sí, claro.

Carmen: Como yo digo “nos vemos en las calles”

Yo: Sí, sí, nos veremos en las calles.