Cuando entrevistamos a Carmen, todavía podíamos caminar libremente por la calle. También podíamos abrazarnos, besarnos, achucharnos, no sabíamos qué era eso de la distancia de seguridad, las mascarillas no formaban parte de la vestimenta diaria y la vida era distinta. Muy distinta.
La primera vez que me puse en contacto con ella, ya sentí su cercanía, como si nos conociéramos de toda la vida. Me recordaba un poco a Manuela Carmena y me la imaginaba siendo una persona entrañable, como una “abuela universal” que cuando las ves, te dan ganas de abrazarlas y sabes que te adopta desde el minuto 1.
Antes de grabar la entrevista, nos conocimos en La Casa de las Mujeres, un proyecto que han iniciado en Vallecas que se plantea como un punto de encuentro para las mujeres del barrio. Porque Carmen es una cuidadora nata y una guerrillera de pura cepa. Luchadora a rabiar. Una mujer que parece que puede con todo y que se come a quien se le ponga por delante. No conozco mucho a Carmen, más que de esa vez y de la entrevista, pero creo que podría definirla como una Mujer Tormenta de los pies a la cabeza leal, valiente, honesta o humilde, entre otros adjetivos.
Para la entrevista, nos recibió en una de las casas que tienen Madres Contra la Droga y tuve la suerte de
disfrutar de una charla que se hizo muy corta. Hablamos de la necesidad de tejer redes de cuidado en los barrios, de cómo es necesario que jóvenes y ancianxs nos unamos, de los pequeños proyectos vecinales, de cómo surgió La Casa de las Mujeres, de Madres Contra la Droga…
No sé si es porque ahora mismo vivimos un momento donde todos estos temas están a flor de piel, pero creo que es una entrevista tan bonita, como necesaria. Un soplo de aire fresco en medio de un clima de incertidumbre y tensión como el que estamos viviendo. Un regalo que compartir.