Elsa es una mujer increíble. Aunque yo eso ya lo sabía en el momento en que le dije que participara en el proyecto. Hacía muchísimo tiempo que no la veía (en modo face 2 face) y no habíamos hablado NADA de lo que iba a pasar el día de la grabación. Ella venía a ciegas. Ni preguntarme de qué íbamos a hablar, a qué puertas iba yo a intentar entrar, cuál sería su papel, si habría más o menos gente…¡Nada! Y eso a mí me despierta una palabra: Valentía. O quizá más de una: Valentía. Seguridad. Autenticidad. Sinceridad.
Porque quién es, es. No necesita prepararse para serlo. ¿Qué más da qué preguntas? ¿Qué estilo? ¿Qué temas? Si cuando eres tú mismx y haces lo que te dice el corazón, todo va a salir bien.
Pero no todo el mundo es prácticamente de esta idea y más, si perteneces a un colectivo que suele ser blanco fácil de ataques, como es el trans. Elsa hubiera estado en todo su derecho de intentar saber qué preguntas iba a hacerle, cómo iba a sacarle, qué iba a hacer con su imagen…Podía haber venido con un séquito de gente para sentirse respaldada. Protegida. Y lo habría entendido. Habría entendido perfectamente que hiciera uso de ese derecho. Por eso, que no lo hiciera, me parece más meritorio aún ¡Qué gusto trabajar así! ¡Qué disfrute de charla! ¡Y qué rápido que pasa el tiempo cuando se pasa bien!
Desde mi punto de vista (y esto implica subjetividad total) fue un fluir de tema en tema maravilloso. Yo tenía en un papel apuntado los planetas que tenía intención de visitar con Elsa, pero no quería que fuera un viaje planificado, ni rígido. Tampoco sabía si había algún planeta nuevo u otro que ella no quisiera pisar ¡Pero a veces la realidad improvisada es el mejor plan! Fuimos saltando de un tema a otro con la naturalidad de quien, cuando habla, está traduciendo lo que su alma le dice. Elsa es auténtica y habla impregnando de autenticidad cada palabra. Da igual que el tema sea la masturbación, el sexo anal, la construcción del modelo de mujer, o lo importante que son sus padres en su vida. En cada palabra hay una marca de agua muy clara: VIDA.
Porque Elsa vive. Vive como la mujer que quiere ser. Vive y a mí me lo demostró desnudándose emocionalmente delante una persona a la que prácticamente no conocía (yo) y ante una cámara que se queda con absolutamente todo lo que pasa. Elsa es un ser humano excepcional. Una mujer de la que yo, como mujer y como persona, me siento orgullosa. Porque Elsa me regaló una tormenta de verdad y la sensación de que, si todxs fuéramos así, el mundo sería un lugar mejor.